A pesar del impulso alcista del par, las perspectivas generales para la moneda única siguen siendo negativas por el momento. Como es habitual, la acción de los precios al contado debería reflejar la dinámica del dólar, las preocupaciones geopolíticas y la divergencia entre la Fed y el BCE.
Sin embargo, los focos ocasionales de fortaleza de la moneda única deberían verse reforzados por la especulación de que el BCE podría subir los tipos en algún momento del verano, mientras que el aumento de los rendimientos alemanes, la elevada inflación y un ritmo decente de la recuperación económica en la región también favorecen una mejora del estado de ánimo en torno al euro.