La localidad española de Buñol (este) celebró hoy su tradicional "Tomatina", una fiesta conocida mundialmente por ser una gran batalla campal en la que durante una hora unas 22.000 personas se lanzaron 140 toneladas de tomates maduros.
La de hoy fue la segunda Tomatina de pago desde que el año pasado el Ayuntamiento de Buñol decidiese cobrar 10 euros (unos 13 dólares) a los participantes para poder acceder a las calles del municipio con el objetivo de reducir el aforo a la mitad, puesto que en anteriores ediciones llegó a 50.000 personas.
La Tomatina, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2002, nació hace 69 años de forma espontánea como una batalla entre vecinos que participaban en un desfile.
En 1980 el Ayuntamiento de Buñol (localidad que tiene ahora cerca de 10.000 habitantes) decidió organizarla oficialmente y empezó a convertirse en un espectáculo de dimensiones crecientes.
La reducción del aforo se ha hecho evidente tanto en el recorrido como en los accesos al pueblo, cafeterías y comercios y, además, los cambios propiciados por el Ayuntamiento también redundan en una mayor seguridad en cuanto a señalización y accesos.
Australianos, británicos, japonenses y neozelandeses encabezaron una lista de alrededor de 17.000 turistas que viajaron a Buñol para disfrutar de esta fiesta que ya alcanza dimensiones internacionales y que se recrea en ciudades de Estados Unidos, Colombia o China.
Todos ellos vestían ropa que luego puedan tirar a la basura, gafas para proteger los ojos y calzado cómodo.