Bretton Woods: auge y caída
John Maynard Keynes (derecha) y Harry Dexter White (izquierda), los autores de las propuestas de EE. UU. e Inglaterra en la conferencia de Bretton Woods en 1944. Fuente: FMI/Wikipedia
Hazzlit ya había anticipado el fracaso del acuerdo en el cual se impuso la tesis de Estados Unidos, elaborada por el economista Harry Dexter White, sobre la propuesta del Reino Unido, liderizada por el famoso John Maynard Keynes. La hegemonía económica de Estados Unidos era notable en 1944, pero se acentuó después del final de la guerra mundial al convertirse en el proveedor de liquidez para la reconstrucción de Europa.
Una sobreoferta de dólares en los mercados internacionales se intensificó en los años 1960, por diversos factores, entre los que destacan la ayuda de Estados Unidos a otros países, el gasto militar y el crecimiento de inversiones extranjeras en Estados Unidos.
Esto iba en contra del acuerdo de Bretton Woods, porque Estados Unidos no tenía suficiente oro para cubrir el volumen de dólares, si se mantenía la tasa de 35 dólares la onza. Diversas medidas de los gobiernos de Kennedy y Johnson para mantener el dólar y los acuerdos de Bretton Woods fracasaron, pues se imponía la percepción de que el dólar estaba sobrevaluado. Ante el temor de una devaluación del dólar, traders de los mercados Forex impulsaban fases periódicas de fuertes ventas de dólares.
En agosto de 1971, en medio de una de estas corridas del dólar y con evidencias crecientes de que un dólar sobrevaluado perjudicaba el comercio exterior de Estados Unidos, el presidente Richard Nixon delineó una nueva política económica, asistido por sus asesores económicos más destacados. La noche del 15 de agosto de 1971, Nixon se dirigió a la nación en una alocución que denominó «El reto de la Paz», aunque la decisión se conoció posteriormente como «El shock de Nixon».
Nixon definió las tres metas de su plan: «Debemos crear más y mejores empleos, debemos detener el alza del costo de la vida y proteger el dólar de los ataques de los especuladores internacionales de dinero». Para llevar a cabo este tercer cometido, suspendió la convertibilidad entre el oro y el dólar, eliminando ese notorio respaldo a la moneda nacional y elevó en 10% los aranceles de importación. De esa manera se estimulaba el crecimiento de las exportaciones.
Al eliminarse la tasa de 35 dólares la onza, el oro comienza una carrera ascendente que parte de USD 43,48 la onza en 1971, para cerrar la década en USD 512 en 1979. En 2009 superó los USD 1.000 y cerró el 2019 en USD 1.514. En la actualidad, el oro supera los USD 1.920.