Los administradores de portafolios no siempre son profesionales a la hora de cubrirse del riesgo de tipo de cambio. Pero los movimientos y oscilaciones en el valor de las monedas son muy importantes a la hora de determinar el rendimiento de una inversión global en los mercados financieros. Más en renta fija que en acciones dado que representan un mayor peso sobre el rendimiento total esperado, incluso muchas veces superan con creces los pagos de cupones.

Está en la decisión del inversor querer cubrirlo o no. Pero a la hora de invertir, uno estaría duplicando la apuesta al incorporar otro elemento de volatilidad en una cartera, por eso se sugiere cubrirlo, sobre todo para carteras grandes que invierten a nivel global y que tienen mucho para perder en términos absolutos (en dólares), o no tan grandes pero que se enfocan en el devengamiento de tasas de interés en otras monedas que no son la moneda de origen del inversor y que puedan representar un elemento de riesgo considerable en términos relativos (en porcentaje).

Otra posibilidad de cubrirse del riesgo de tipo de cambio es a través de los llamados “ETFs de acciones con cobertura de riesgo de tipo de cambio”.

El inversor debe saber que, para cubrir el riesgo de tipo de cambio, deberá incurrir en un costo. Técnicamente, la operación de cobertura se realiza a través de la operación contraria a la que uno ya realizó o tendrá a futuro. Un inversor con una posición larga o comprada en activos en moneda extranjera deberá vender contratos de futuros en moneda extranjera, o forwards a su elección. Tiene un costo de transacción y un posible costo de oportunidad de no beneficiarse de la posible revaluación de la moneda. Pero se cubrirá de ese riesgo.

En cambio, un productor o fabricante que entrega una mercadería a un país determinado y recibirá un pago a los 90 días de facturarla, deberá cubrirse del riesgo de tipo de cambio de recibir un pago en moneda extranjera menor al equivalente hoy. Por lo tanto deberá comprar contratos de futuros en moneda extranjera, o forwards a su elección.

El proceso de venta de contratos de futuros de la moneda en la que se invierte para cubrirse de una posible devaluación es lo que realizan los administradores de ETFs cuando construyen sus productos y los venden al mercado. Los inversores, al comprar esos ETFs, están comprando las acciones domésticas de otros países, pero con contratos de esas monedas vendidos en la cartera. Es como la compra de opciones de venta (o puts) cuando se quiere realizar una estrategia denominada “protective put” teniendo el activo subyacente en cartera. Se rebalancea al menos en forma mensual.

Dado que los productos son muy líquidos, los costos son mínimos. Comprar o vender contratos de futuros es barato respecto al total cubierto o al beneficio potencial. El mercado de forex es el contrato más líquido del mundo con un volumen operado de más de USD 4 Bn de valor nominal diario. El verdadero costo es el diferencial (spread) de tasas de interés de corto plazo entre las dos monedas. Si las tasas de interés de la moneda extranjera son mayores que las de los EE.UU., el hedge tendrá un costo (tal como ocurre en la actualidad). Pero si se llega a dar lo inverso, el hedge tendrá una ganancia.

Pero si queremos saber si funcionan debemos realizar un track record de los mismos. Para eso, tomemos como ejemplo el DB X-trackers MSCI EAFE Hedged (DBEF) de la administradora del Deutsche Bank, un ETF de acciones de 21 países desarrollados (excluido EE.UU. y Canadá) que hedgea el riesgo de devaluación de las monedas de países centrales (ex EE.UU.). Tiene como referencia el índice MSCI EAFE Index (MXEA INDEX), pero hedgeado es decir el índice MSCI EAFE Hedged Net Index.

Asumiendo como moneda de base el dólar y un período de 10 años, el índice en moneda local rindió 5,0% y 6,7% en dólares (ambos retornos anualizados para cada año). La diferencia se amplía si tomamos en cuenta los rendimientos a 5 años.

Pero por otro lado el hedge reduce la volatilidad, un activo muy observado por cualquier inversor. Se parte de la base que el dólar es una moneda menos volátil que las demás, o al menos de las monedas de las economías con las cuales comercia EE.UU, es decir la de sus socios comerciales.

La estrategia de cubrir el riesgo de tipo de cambio puede verse negativamente afectada tanto por la caída de las acciones internacionales en relación a la de las acciones locales (ambas medidas en moneda uniforme) o bien por la revalorización del dólar. En ambos casos hubiese sido preferible invertir tanto en acciones norteamericanas (obviamente sin hedgear la posición porque estaríamos invirtiendo en dólares).

Durante la crisis financiera del 2008 y hasta marzo del 2009, el retorno del índice MSCI EAFE Index sin hedge tuvo un máximo drawdown del 60,4% mientras que en la versión cubierta fue del 54,6%. El drawdown mide el retroceso en moneda (dólares) en la curva de rendimientos respecto al anterior máximo y es una forma de medir el riesgo de la inversión.