El grupo norteamericano de distribución Amazon empezó a declarar sus ingresos en cuatro grandes países europeos (España, Reino Unido, Alemania e Italia) y lo hará en Francia, lo que pone fin a una práctica de optimización fiscal muy criticada por la UE.
Desde el 1 de mayo, el grupo de Seattle contabiliza sus ventas en esos cuatro países europeos a partir de sus respectivas ramas nacionales, y ya no desde Luxemburgo, una artimaña fiscal legal muy criticada, que le permitía pagar menos impuestos.
El grupo añadió que está trabajando en la apertura de una filial en Francia, y precisó que la creación de dichas filiales en Europa empezó "hace más de dos años".
"Examinamos regularmente nuestras estructuras para garantizar que podemos servir a nuestros clientes lo mejor posible y proponer productos y servicios adicionales", señaló el grupo en su comunicado.
El hecho de declarar país por país implica pagar impuestos en todos estos, algo que no hacía hasta ahora Amazon.
Amazon, que tuvo una pérdida de 57 millones de dólares en el primer trimestre del año, tenía en enero 32.000 empleados permanentes en Europa. El grupo comercializa 100 millones de productos a través de 28 centros de distribución en el continente.
Hasta recientemente, Amazon relocalizaba sus beneficios europeos en su sede de Luxemburgo --país con una ventajosa fiscalidad-- lo que le permitía aligerar considerablemente su carga de impuestos.
Amazon es precisamente una de las grandes empresas que la Comisión Europea vigila con lupa por sus prácticas fiscales.
En los últimos años, dichas sociedades evitaron pagar los debidos impuestos por los beneficios obtenidos en un determinado país gracias a sofisticados montajes fiscales, que hacen pasar sus actividades por otro país.
En este sentido, la UE investigó los montajes fiscales de grupos como Apple en Irlanda, Starbucks en Holanda y Amazon y Fiat en Luxemburgo.