La ansiedad altamente funcional es como la calma que antecede al huracán. Es decir, es aquella en la que parece que todo va bien, pero con el tiempo evidencia el precario equilibrio que la sostenía.
Tras una fachada de eficiencia, perfeccionismo y productividad, se esconde el deterioro progresivo de la salud. Además, es más difícil aceptarla y trabajarla en comparación con otras formas de este trastorno, ya que ser funcional tiene su halo de «encanto». Veamos de qué se trata.
¿Qué es la ansiedad altamente funcional?
La ansiedad altamente funcional no cuenta con un diagnóstico reconocido en los manuales habituales, aunque su figura se emplea para referir a aquellas personas que resultan eficientes, sobre todo en el ámbito laboral y de las responsabilidades, pero a un costo muy alto de nervios y preocupaciones en otros áreas.
Por lo general, quienes lo padecen son catalogados como trabajadores meticulosos, prolijos y cumplidores. Y si bien son cualidades positivas, lo cierto es que son capaces de trabajar infinidad de horas para sostener ese estatus. Incluso, acaban invirtiendo el tiempo de descanso y de ocio.
Entonces, ¿funcional para quién? Está claro que no para sí mismo, ya que con el tiempo esto se verá reflejado en la salud y en las demás áreas de la vida personal. De hecho, esta condición empieza a afectar los resultados y el rendimiento.
Síntomas de la ansiedad altamente funcional
Las manifestaciones clínicas de este tipo de ansiedad pueden variar en cada persona. No siempre se presentan todos los síntomas de manera simultánea. Sin embargo, una vez se detectan, es conveniente atenderlos. Los más frecuentes son los siguientes:
La persona manifiesta sentirse acelerada de manera constante.
También tiene un ruido mental que no puede apagar. No puede desconectarse ni «parar su cabeza».
Suele tener algún tic nervioso o algún comportamiento ansioso como mover las piernas, morderse las uñas. En algunos casos, presentan alergias o somatizaciones.
Tienen la agenda repleta de actividades y compromisos, y ningún plan suele estar vinculado al descanso.
Todo lo anterior deriva en que la persona rinde, pero también se muestra cansada y estresada. Sin embargo, es incapaz de frenar porque se suele justificarse con que llevar ese ritmo de vida le agrada.