El panorama financiero para 2016 es aún incierto, y más aun teniendo en cuenta el nuevo desplome de las acciones chinas, que en estos momentos arrastra otra vez a los mercados globales.

Habrá que prepararse entonces para lo que viene, ya que una gran cantidad de factores serán de gran influencia en la escena internacional, como es el caso de las decisiones de la Reserva Federal de los Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el desempeño de las materias primas, entre otros aspectos.

Sin dudas, será un año en el que los inversores tendrán que atravesar un campo minado para multiplicar, o mejor dicho, preservar su capital.

Es por eso que hemos elaborado un listado de las siete variables para que los inversores puedan seguir con atención durante los próximos meses. Estos indicadores serán de gran utilidad para anticiparse al mercado y realizar todos los ajustes necesarios en su portafolio.

1. Índice Baltic Dry (BDI)

El indicador sirve como medidor de los niveles en que se ubican las tasas de envíos comerciales internacionales, así como indicador de la demanda global de materias primas.
Según datos de CNBC, el BDI cayó a su nivel más bajo desde 1985. Esto evidencia la dramática caída de la actividad comercial a nivel global y por lo tanto, permite identificar el inicio de una recesión de acuerdo a la opinión de los expertos.

2. Materias primas

El índice CRB, que monitorea el comportamiento de 19 materias primas, se encuentra en valores inferiores a los mínimos históricos alcanzados durante 2009. De esta manera, el indicador permite validar la desaceleración del segmento a nivel global.

Su desempeño a futuro será imprescindible para ajustar posiciones de inversión relacionadas al sector de los commodities y a los países exportadores de las materias primas.

3. PBI de los Estados Unidos

El crecimiento económico de los EE. UU. es de gran importancia y es algo que los inversores con posiciones internacionales deben monitorear de manera permanente. Los inversores dependen de los datos económicos estadounidenses, cuyas variables son tan sensibles al punto que determinan en gran medida los pasos a seguir por parte de la Fed respecto a la suba gradual de las tasas programada para 2016.

Es importante tener en cuenta que la situación económica de los EE.UU. no tiene la solidez y plenitud que solía mostrar en 2004, cuando la Fed había decidido subir las tasas. En esa época, este indicador se ubicaba en torno al 6,6%, en contraste con el 2,5% registrado a la fecha.

4. Tasa de inventarios/ventas de las empresas

Este medidor arroja una señal muy clara en este momento: las ventas de las compañías están disminuyendo a medida que sus inventarios se están sobresaturando. Esto es una clara señal de alarma que los inversores deben tener en cuenta.

5. Ganancias corporativas


Los ingresos brutos de los jugadores que cotizan en el índice S&P 500 registraron un descenso del 1% para el cierre del tercer trimestre del año, según informa CNBC, mientras que las ganancias ajustadas se desplomaron un 14%.

Esto es el fiel reflejo de que las firmas están haciendo hasta lo imposible para lograr que sus números puedan brillar de la mejor manera posible ante los ojos de Wall Street.

Lo más importante a tener en cuenta es que el índice S&P 500 está valorándose en 19 veces las ganancias de las empresas en promedio, aun cuando la tasa de incremento de éstas es negativa y las valuaciones bursátiles de los activos están siendo apalancadas por medio de programas de recompra de acciones.

6. Dólar indescifrable

Como se ha dicho en reiteradas oportunidades, un dólar galopante impacta en forma negativa sobre las ventas de las compañías multinacionales con sede en los Estados Unidos, y eso es exactamente lo que está sucediendo en estos momentos.

A largo plazo, un dólar fuerte será beneficioso para la economía estadounidense. Sin embargo, para el plazo inmediato, la fortaleza del billete americano afectará en gran medida el total de las ganancias corporativas de los actores que coexisten en Wall Street.

7. Sobrevaluación del S&P 500

El conglomerado presenta su segunda valuación más alta de la historia. Existen varias métricas que lo demuestran:

La tasa de Precio/Ganancias del índice se ubica alrededor de 19, muy por encima de su histórico a largo plazo, situado en 15.

Su capitalización total de mercado, en función del PBI es de 120, es decir, el 10% más que los niveles alcanzados en 2007.

La tasa de Precio/Ventas del S&P500 es de 1,82, la más alta desde finales de 2000.

Frente a numerosas señales de sobrevaloración, los inversores deben ser cuidadosos con el nivel de exposición que tienen a la renta variable estadounidense. Por lo tanto, la recomendación es diversificar los activos de este segmento y explorar los índices mejor plantados a futuro, a nivel global.