Antes que nada entendamos que los precios 'target' son simplemente objetivos, y como cualquier pronóstico, están destinados a no cumplirse. Y para peor: están sujetos a revisión, por lo que los precios target de una determinada fecha evaluados por un determinado analista para una acción concreta están destinados a tener un período de vida relativamente corto. O al menos no estará vigente durante un año, que es el plazo de tiempo en el que los analistas solemos trazar como horizonte temporal para que maduren las inversiones. Un banco en los Estados Unidos tenía objetivos semestrales, pero son los menos ya que generalmente solemos decidir nuestras inversiones en base a un cálculo anualizado de retorno, y medido en forma porcentual, no nominal o de variación en dólares.
Dado que la economía y los mercados financieros evolucionan constantemente, es lógico que se revisen los precios objetivo en el tiempo. Es más, diría que en el caso extremo que se dé, nada tendrá que ver con el análisis y objetivo de una acción con la información disponible hoy con el precio al que llegará en 12 meses, por más que sea el mismo target price, dados los constantes cambios de coyuntura en el medio.
Las estimaciones dependen de la información que se le provee a un modelo de valuación de una compañía. Son totalmente dependientes de la misma y el resultado estará en función de la misma. El modelo más famoso de proyección de flujo de fondos usados por los analistas es el discounted cash flow (DCF), con todas sus derivaciones, como el modelo de descuento de dividendos (DDM) o el Economic Value Added (EVA), entre otros. Se trata de adivinar el valor de una compañía y, por ende de sus acciones, a través de la estimación de sus flujos de fondos futuros.
Son modelos de valuación en los que se proyectan generalmente 10 años, y luego se asume una perpetuidad. Pero son modelos muy sensibles a la tasa de crecimiento en el segundo período o a las tasas de interés, las cuales repercutirán en las tasas de descuento aplicadas a todos los flujos de fondos proyectados. Toda oportunidad de intentar adivinar las variables proyectadas es válida, tal como llamar a la empresa para obtener detalles o preguntar en los conference calls que realiza la empresa cuando presenta resultados.
La otra alternativa de valuación válida es la valuación por múltiplos, o ratios que nos indican qué tan cara o barata se encuentra una acción en relación a una muestra de empresas elegida. Pero es muy subjetiva también por la muestra que uno elija, por el múltiplo de equilibrio que se quiera tomar, el sector, el país y la época en que se lo haga. Y sobre todo porque parte de la base que el mercado está en lo correcto y que se cometen errores solamente a nivel individual, por empresa (cuando les podría demostrar que no es fue en muchísimos casos).
El ratio de price-to-earnings-growth (PEG) vincula la valuación con la tasa de crecimiento de las ventas y es más refinado que su versión básica dado que hace comparable a casi todos los sectores (los pondera por su "g").
Pero lamento informarles que, por más detallado que sea un modelo de valuación, nadie puede afirmar en donde estará el precio de la acción en un año. Y, si se acierta, será de casualidad.
Gracias a la ayuda de los analistas, que nos dicen qué comprar o vender, una vez que se termine el proceso de depuración o de alza, se tendrá una mejor idea acerca de qué activo elegir para operar, de seguir la tendencia o no.
La tentación a subir (bajar) el precio objetivos o target ante un hecho positivo (negativo) no deben contabilizarse doble ya que no son más que confirmaciones en la dirección correcta, a menos que la noticia sea tan importante que amerite cambiar de estrategia/ precio objetivo para la acción. Entre los principales problemas negativos mencionamos un resultado corporativo por debajo de lo esperado o un guidance futuro más conservador para las ventas, ganancias por acción o márgenes. El valor del dólar puede cambiar y, con él, su competitividad si exporta. El management puede cambiar o la tenencia en un sector tecnológico o de moda pueden producir estragos. Nuevas regulaciones del mercado, huelgas, etc.
Es cierto que existen analistas más famosos que otros y que se trata de detectar en muchos casos ratios subvaluados o sobrevaluados. Algunos analistas de Wall Street tienen más recursos o acceso a la información que otros. Pero también es cierto que el mercado manda y que fijará en definitiva los precios en función de otras variables macro-financieras o de valuación general del mercado.