La complacencia que rodea al Brexit actualmente está muy lejos de las severas advertencias que llenaron las páginas financieras a raíz del voto histórico de Gran Bretaña en junio. En ese momento, la mayoría de los economistas predijeron que el PIB del Reino Unido podría reducirse hasta un -6% y el país se sumergiría en una profunda recesión, ya que las barreras proteccionistas y los controles de capital destruirían toda posibilidad de crecimiento económico. En realidad, el Reino Unido experimentó el crecimiento más rápido de cualquier nación del G-7 en el período post-Brexit, ya que la economía continuó creando empleos y generando un crecimiento muy superior a las expectativas del mercado.