Durante la noche se publicaron los últimos datos del IPC australiano para el segundo trimestre, en los que la cifra principal se estableció en 2,1%, decepcionando las expectativas de 2,2%.
La medida de inflación preferida por el RBA, que es la media recortada, subió un 1,9%, por debajo de la banda objetivo del banco central del 2-3% por décimo trimestre consecutivo. Mirando de cerca las cifras, el IPC de los servicios de mercado, que excluye los precios controlados por el gobierno, subió un 1,1%, lo que implica que la inflación subyacente simplemente no está aumentando. En consecuencia, esto requiere la inacción del RBA, ya que los mercados no fijarán un precio total en un alza de 25 pb hasta principios de 2020.