A pesar de la desaceleración de la actividad, la economía norteamericana sigue creciendo a un ritmo favorable en comparación con la eurozona. Los últimos datos del ISM manufacturero sustentan este argumento. Según el reporte de enero, el sector productor de bienes anotó una expansión de 56.6 frente a un pronóstico de 54.00, su mayor subida desde noviembre pasado.
De momento, es recomendable seguir de cerca la evolución del cuadro económico de Estados Unidos, ya que las acciones del FOMC dependerán directamente de los datos macro. Esto, a su vez, ayudará a determinar la trayectoria del dólar.
Con respecto al euro, la principal moneda europea tiene pocos catalizadores alcistas. La debilidad de la inflación y la fuerte ralentización del PIB en la eurozona podrían llevar al BCE a posponer hasta el 2020 incrementos en su tasa de referencia.