Han sido dos semanas de dos historias: desesperación hasta el mediodía del jueves y una manifestación salvaje después. La UE consideró que el plan de Boris Johnson era insuficiente, pero acordó continuar hablando. Fuentes de la oficina del primer ministro hablaron con el Spectator y parecieron amenazar a los países que no apoyarían una extensión del Brexit con la reducción del apoyo de la defensa británica.
El estado de ánimo empeoró después de que 10 Downing Street lanzó una lectura de una llamada entre Johnson y la canciller alemana Angela Merkel. Muchos periodistas y políticos europeos estaban desconcertados por el tono agresivo retratado en las filtraciones de Londres, que parecía distante del estilo cauteloso del líder alemán. El presidente de la Comisión Europea, Donald Tusk, criticó al Reino Unido por "jugar un estúpido juego de culpa". El jefe negociador de la UE, Michel Barnier, agregó que "no estamos en condiciones de llegar a un acuerdo".