Con la política monetaria japonesa aparentemente puesta en piedra hasta que la inflación se eleva de manera sostenible, el vínculo entre los datos económicos y el yen es a menudo débil, lo que puede explicar la falta de reacción a estas cifras. Y no había mucha señal de inflación en los datos del PIB. Su medida, denominada deflactor, se situó en -0,4%, como se esperaba.