El PIB retrocedió 2.8% en el 2015 y 0.2% en el 2016 a causa del desplome de los precios de los hidrocarburos, de los que la economía rusa es fuertemente dependiente, y de las sanciones occidentales al país a causa de la crisis ucraniana.
Este doble golpe provocó que los precios se dispararan y que el poder adquisitivo y el consumo de los hogares se hundiera, aunque este último sigue a la baja a pesar de los indicios de recuperación.