Matthew golpeó el domingo a Carolina del Norte y Virginia con menos fuerza que la que mostró en las jornadas previas, pero todavía con vientos huracanados que generaron inundaciones importantes y cortes de energía a lo largo de la costa atlántica de Estados Unidos, tras su mortal recorrido por Haití.

Aunque ahora debilitada, la tormenta más poderosa en el Atlántico desde el 2007, descargó lluvias torrenciales y arremetió con fuertes vientos en su trayecto hacia el norte, después de golpear la costa sureste de Estados Unidos dejando al menos 11 muertos.