el sector bancario europeo, en general, todavía está pasando por un momento difícil después de la crisis de 2008. La crisis fue histórica, exponiendo todos los problemas y debilidades de un sistema bancario que venía de años particularmente favorables, en los que el crecimiento fue notable. Las reformas que se han implementado por el sistema bancario europeo, aunque con diferentes facetas, a raíz de la crisis, han curado al menos en parte las deficiencias y el apoyo decisivo del Banco Central Europeo con su flexibilización cuantitativa masiva"