El coronavirus ha provocado un tsunami en los mercados y principales economías del mundo. Una de las más afectadas ha sido Nueva Zelanda: ha ocasionado una fuerte crisis en el país, con una caída de su divisa principal por encima del 15% con respecto al dólar americano (NZD/USD).
En el día de ayer, Jacinta Ardem, primera ministra de Nueva Zelanda, comentó que “a partir de este jueves las empresas, cines, cafeterías y centros comerciales podrán reabrir las establecimientos”. Las medidas de confinamiento que han llevado a cabo en el país oceánico han sido muy estrictas, con medidas de cuarentena de los viajeros internacionales y, sobre todo, el cierre de fronteras desde mediados de marzo.
Por otro lado, la primera ministra indicó que “el resultado es que dentro de 10 días habremos reabierto la mayoría de las empresas en Nueva Zelanda, y antes que muchos otros países del mundo. Eso encaja con nuestro plan para que podamos hacer que nuestra economía vuelva a moverse más pronto”. Sin embargo, Jacinta indicó que se mantendrá el cierre de fronteras con la única excepción de que solo los neozelandeses podrán entrar al país.
Asimismo, esta decisión busca rebajar las tensiones en la economía neozelandesa, ya que ha recibido mucho castigo por la situación de guerra comercial entre China y Estados Unidos, al ser el país asiático un gran demandante de sus recursos naturales. La Reserva del Banco de Nueva Zelanda (RBNZ) se comprometió hace unas semanas a comprar cerca de 30.000 millones de dólares en bonos del Gobierno de Nueva Zelanda durante los próximos doce meses, lo que ha dado un respiro a los inversores del dólar neozelandés.
Finalmente, aunque la medida del RBNZ puede ofrecer ayuda a corto plazo a la moneda vinculada a los productos básicos, es menos probable que se mitigue el impacto del virus.