Turquía cesó el martes a 15.000 funcionarios más, desde soldados y agentes de policía a inspectores fiscales y matronas, y cerró además 375 instituciones y medios de comunicación, profundizando en las purgas posteriores al fallido golpe de Estado, condenadas por sus aliados occidentales y organizaciones de derechos humanos.

Las últimas destituciones, anunciadas a través de dos decretos, aumentan a 125.000 el número de personas despedidas o suspendidas de sus funciones en el ejército, el servicio civil, el poder judicial y otros sectores desde el intento de golpe de Estado del pasado mes de julio. Alrededor de 36.000 han sido encarcelados y están a la espera de juicio.