El Banco de Japón mantiene su compromiso con una política monetaria muy expansiva y más movimientos graduales hacia la normalización de la política por otros bancos centrales del mundo, incluyendo el BCE y la Reserva Federal tenderá a debilitar la moneda japonesa por motivos de rendimiento. Habrá, sin embargo, la demanda de defensa de la moneda japonesa, si los mercados de valores están sometidos a la presión de venta sostenido.