En Japón el BoJ cumplió lo previsto por el mercado y no hizo nada, mantiene sus actuales medidas monetarias esperando a que la inflación pueda crecer y acercarse al objetivo del 2%. Este hecho mantiene al yen como divisa débil hasta que Kuroda no decida variar el rumbo del Banco de Japón, cosa que podría suceder en el 2018, aunque a día de hoy es bastante prematuro realizar una afirmación de tal calado, no sólo porque desde el BoJ lo nieguen, sino porque el escenario es complicado y las estrategias llevadas a cabo estos últimos años por la entidad no terminan de dar sus frutos como bien muestra el hecho de que han tenido que variar las previsiones de inflación en bastantes ocasiones.