El Reino Unido cobrará a partir de 2020 el menor impuesto de sociedades de entre los 20 países más industrializados del mundo, una medida con la que el Gobierno británico espera amortiguar los efectos negativos del "brexit" para las empresas y evitar una posible fuga de compañías.
Analistas y empresarios coinciden en que el recorte fiscal ayudará a retener negocios y atraer nuevas inversiones, aunque advierten de que las condiciones de salida del bloque comunitario que pacten Londres y Bruselas tendrán un peso determinante en las decisiones de las firmas.

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