Los precios subyacentes aumentaron en un 1.8% anualizado, poco impresionante, pero lejos de indicar que la Fed no ha logrado alcanzar su objetivo de inflación del 2%. En general, la primera estimación del PIB muestra que la actividad económica actual es robusta.
Las perspectivas de que la Fed señalara un largo ciclo de recortes de tasas ya eran escasas anteriormente. Cuando James Bullard, el presidente de la Fed de Saint Louis y un moderado reconocido, habló solo de un "recorte a modo de seguro", es difícil ver cómo el presidente Jerome Powell o cualquier otra persona pueden "superarlo".
Además, el mercado laboral ha vuelto a su estado normal, el consumidor está de compras y, lo que es más importante, los Estados Unidos y China están reanudando las negociaciones comerciales.
El banco central tiene pocos motivos para preocuparse, al menos por ahora. Un recorte de la tasa de 50 puntos básicos ahora parece estar lejos de la realidad.
En este contexto, el dólar estadounidense tiene un espacio significativo para ampliar sus ganancias y liderar la decisión de la Fed.
Las monedas más vulnerables son probablemente el euro, que espera un importante paquete de flexibilización del Banco Central Europeo, y la libra esterlina, que sufre nuevos enfrentamientos entre el Reino Unido y la UE por el Brexit. Las monedas vinculadas con los precios de las materias primas pueden caer, pero pueden encontrar consuelo en el hecho de que los Estados Unidos están creciendo a un ritmo acelerado, algo que podría extenderse sobre ellos.