El flamante presidente de Estados Unidos era uno de los temores marcados en el calendario por los analistas hace un año, junto con el Brexit o el referéndum de Italia. El escenario base era la victoria de Hillary Clinton, pero su rival republicano se impuso e incumplió los pronósticos. Wall Street no sólo no se desplomó -pese a que en la madrugada los futuros cotizaron con importantes descensos, especialmente antes de la apertura en Europa-, sino que el mercado experimentó una rotación de la renta fija hacia la renta variable que hundió los precios de los bonos e incrementó los de las acciones durante las siguientes semanas y, sobre todo, modificó las expectativas de los expertos en todos los activos.