Los contratos de opciones son de los más versátiles e interesantes para tener en cuenta. Operando con estos instrumentos podemos implementar estrategias con diferentes niveles de riesgo y retorno, y posicionarnos a la venta en el mercado de opciones suele implicar buenas posibilidades de éxito a largo plazo.
El costo de la comodidad
El comprador de un contrato de opciones tiene el derecho, no la obligación, de comprar o vender un activo a un precio determinado durante un período de tiempo preestablecido. Las opciones de compra tienen el nombre de call, mientras que las opciones de venta se conocen como puts.
En el caso de la compra de una opción, la máxima pérdida posible equivale al precio de la opción. Si no conviene ejercer el contrato a su vencimiento, el comprador de la opción simplemente no la ejerce, y el contrato expira sin ningún valor económico. Dado que se compró un contrato cuyo valor termina siendo nulo, la pérdida equivale precisamente al precio del contrato.
Asumiendo que los demás factores permanecen fijos, un call aumenta de precio cuando aumenta el precio de mercado del activo en cuestión, mientras que el put incrementa su valor cuando cae el precio de mercado del subyacente. Dependiendo del tipo de contrato y demás variables relevantes, las ganancias posibles pueden ser bastante jugosas. En algunas ocasiones, incluso, el valor de las opciones puede fluctuar en forma abrupta.
Esto implica una relación asimétrica entre riesgo y retorno para el comprador de las opciones. La máxima pérdida posible es el precio del contrato, el cual es conocido y queda fijo al momento de la compra. Por otro lado, el potencial de ganancias es mucho más amplio, y depende de las fluctuaciones de precios y otras variables financieras que afectan el precio de las opciones.
En primera instancia esta relación asimétrica entre riesgo y beneficio puede parecer muy atractiva para el comprador. Sin embargo, los estudios estadísticos indican que en muchos casos, comprar opciones tiende a ser un mal negocio. Por supuesto que se puede ganar mucho dinero cuando se apuesta en el sentido correcto, no obstante, la mayoría de las opciones suelen generar retornos poco atractivos a largo plazo.
Sucede que el comprador de una opción está en una posición bastante cómoda en lo que respecta a riesgo contra potencial de ganancias. Esta comodidad tiene un costo, y los instrumentos que ofrecen estos beneficios generalmente cotizan a precios elevados, lo cual impacta negativamente sobre los retornos. En resumen, la comodidad que aporta comprar un contrato de opciones implica como contrapartida que en muchos casos estos instrumentos no generan los retornos esperados.
Según diferentes estimaciones, entre 70% y 80% de los contratos de opciones en el mercado expiran sin ningún valor. Esto claramente inclina el terreno de juego en favor de los vendedores de opciones por sobre los compradores. Por supuesto que siempre depende del caso puntual, pero la evidencia indica que vender opciones tiende a ser más rentable que comprarlas.
Por otro lado, una posición simple de venta puede resultar una alternativa poco atractiva debido a que implica un potencial de ganancias limitado a cambio de un riesgo difícil de cuantificar. Afortunadamente, alternativas como el call cubierto y la venta de puts a descuento nos permiten apostar a la venta en el mercado de opciones sin asumir riesgos excesivos.
Call cubierto
Un call cubierto implica comprar un activo y al mismo tiempo vender un call sobre ese mismo activo con un precio de str**e superior al precio de mercado. Por ejemplo, comprar acciones de Apple (AAPL) a 100 y vender un call con un precio de str**e de 110.
Cuando vence el contrato de call, hay dos opciones posibles: el precio del activo está por debajo o por encima del str**e. Si el precio está por debajo del str**e, el comprador del call no va a ejercer el contrato. Nadie ejerce un contrato para comprar por 110 un activo que en el mercado vale menos de 110. En ese caso, el vendedor del call retiene el precio de la opción como ganancia y el contrato expira sin ningún valor.
Si, en cambio, el precio de mercado está por encima del str**e, la opción será ejercida. En este caso, el vendedor del call cubierto deberá desprenderse de sus acciones a un precio de mercado relativamente atractivo. En el ejemplo anterior, pagamos 100 dólares por las acciones, las vendimos a 110, además retenemos como ganancia el precio de venta del call.
En un escenario de este tipo, el inversor que realiza una operación de call cubierto ve sus ganancias limitadas, aunque el riesgo es relativamente bajo, ya que es muy diferente tener una ganancia reducida a perder dinero en la operación.
Venta de puts a descuento
En el caso de que nos interese comprar un activo, pero el precio de entrada nos resulte excesivo, podemos vender un put con un valor de str**e menor al precio de mercado. Si las acciones de Apple cotizan a 140 por unidad, podemos por ejemplo vender un put con un precio de str**e de 120.
En este caso, si Apple nunca cae por debajo de 120, el put no va a ser ejercido, ya que nadie ejerce su derecho de vender por 120 algo que en el mercado tiene un precio mayor a 120. En tal escenario, el vendedor del contrato retiene el precio del mismo como ganancia neta.
En cambio, si al vencimiento del contrato Apple está por debajo de 120, el contrato será ejercido, y debemos comprar las acciones a 120 por unidad. Vale la pena recordar que la idea original era precisamente comprar Apple ante un ajuste de precios; además, el precio de venta del put reduce el costo neto de entrada en la posición.
Es decir, ya sea que el activo se mantenga por encima o por debajo del precio de str**e a la fecha de vencimiento, ninguna de las dos opciones parece demasiado negativa cuando vendemos un put sobre un activo de calidad con un precio de str**e que nos resulta conveniente.
Como vemos, el call cubierto y la venta de puts a descuento son dos estrategias que nos permiten apostar a la venta de opciones, lo cual tiende a ser una estrategia ganadora en el tiempo, sin la necesidad de asumir riesgos demasiado elevados.