Las expectativas de inflación están mejorando, lideradas por la subida del precio del crudo y por la revalorización del euro. De ser confirmadas las alzas de precios y mantenida la recuperación, el BCE tendrá que desmontar la estructura monetaria ultra-expansiva en marcha desde julio de 2012.
Es decir, a subir tipos, detener los programas de compra de activos -QE- para después comenzar a reducir el balance. Uno de los principales focos de preocupación ante tal escenario es precisamente la respuesta del sector bancario en Italia una vez que se retire la red de sustento y protección.
Respecto del euro, la recuperación protagonizada a lo largo del año ha sido intensa, aunque contra sentido y muy probablemente explicada por las maniobras de devaluación competitiva de distitnos gobiernos, “race to the bottom“.