A finales del año, el BOJ postergó de un año, es decir para 2018, el objetivo de 2% de inflación. En 2016, la tasa de inflación fue ligeramente negativa. Además, el déficit público permaneció alto, con el alza del gasto social. Un alza del IVA, prevista para 2018, fue postergada para 2019 a pesar de la insuficiencia de los ingresos públicos. El gobierno busca alcanzar un superávit primario de aquí a 2020. Esto no parece ser realista, porque los gastos de salud aumentan y Japón debe organizar los Juegos Olímpicos en 2020. Tras su aumento, la tasa de desempleo bajó a 3% en 2016. Sin embargo, los sueldos no crecen lo suficiente, sobre todo porque las empresas se resisten a redistribuir sus ganancias. Además, la inversión privada no es suficiente, a pesar de contar con condiciones favorables. En julio de 2016, el partido del primer ministro Shinzo Abe consolidó su poder ganando ampliamente las elecciones senatoriales.