Lo cierto para Hacienda es que la cotización para fin de año está en revisión, y que el principal problema del que se habla es cómo llegar primero y superar después la cotización de los 18 pesos. Se sigue hablando de una gran entrada de dólares hasta fin de año, fruto de las liquidaciones sojeras, de las colocaciones de deuda del Gobierno nacional y de las provincias, además de ingresos comprometidos pos blanqueo. El dato que sigue el oficialismo es el dólar futuro que espera el mercado, y que hace algo más de un mes tenía el mismo precio que en la actualidad (entre 17,60 y 17,80 pesos), aun antes del "accidente" de Michelle Temer en Brasil. Se recordaba ayer en el Palacio de Hacienda que antes de las acusaciones directas al aún presidente del país vecino, el dólar cotizaba por debajo de los 15 pesos, y que pese a que ayer cerró a $16,68, la valoración futura no se alteró. Siguiendo esta interpretación los principales operadores del mercado financiero argentino, no ven que los dos "cisnes negros" de junio, la situación de Temer y la postulación de CFK, no alteraron la proyección final para fin de año. Lo cual, para el oficialismo, es preocupante, pero por lo baja, ya que aunque no se lo diga en público el problema para el Gobierno es el retraso cambiario. Lo que se descarta, salvo catástrofes, es que el dólar vaya a escaparse más allá de los 18 pesos. El análisis sobre la posible baja de un peso en el precio del dólar hacia fin de año, tiene un costado político: ahuyentar las seguras acusaciones de la oposición, que auguran y corren al Gobierno con una segura devaluación para después de las elecciones legislativas de 2017, una vez que el compromiso de estabilidad con los votantes haya terminado. En otras palabras, los políticos de Cambiemos que salgan a enfrentar a la oposición en medio de la campaña podrán asegurar sin vergüenza ni temor que luego de ser elegidos no deberán explicar saltos en la cotización del dólar, el principal corazón económico con que se vota en gran parte del país.