Nunca, desde la caída del Imperio Romano, el Viejo Continente ha gozado de una paz y una prosperidad tan largas como desde la creación de la CEE, el antecedente de la UE. ¿Qué ha pasado en Europa para olvidarlo? Se han decepcionado las expectativas de los jóvenes; se ha perdido la ilusión; no hay un patriotismo europeo, aquel que hizo de este continente la luz que trasladó el mensaje democrático al mundo.