Bruselas está en mejor posición para enfrentar un divorcio desagradable. El Reino Unido no podría hacerlo. Sin embargo, May parece insistir en hacer todo lo posible para enrarecer su comunicación con los europeos. Al principio de la campaña le advirtió a los líderes europeos que no interfirieran con las elecciones. Se refirió a “amenazas” no específicas, por parte de los países del continente, de la misma manera en que la mayoría de las democracias occidentales hablan de Rusia.