Todos los días aparecen nuevas criptomonedas, todas ellas con diferentes especificaciones y con distinto grado de éxito en lograr su aceptación como una moneda en su formato tradicional, es decir en contar con poder de ser considerada como reserva de valor y servir como medio de pago en distintos comercios o negocios, dos características distintivas a la hora de poder determinar si cumple las características de una moneda o no, además de proveerle un tercer beneficio a su tenedor, que es la liquidez a través de la cual comprar y vender.

Una criptomoneda es diferente a una moneda tradicional, dado que en esta última su significado incluiría exclusivamente el metal o papel moneda emitido por el banco central de un país y que es utilizado para comprar bienes o contratar servicios, mientras que la criptomoneda no posee circulante: es solamente un medio de pago y provee liquidez a través de billeteras virtuales (“wallets”).

Además, las divisas de los países más relevantes tienen mercados de futuros (y en muchos casos, forwards) y son aceptadas como medio de pago en las transacciones internacionales: los referentes más importantes son el dólar estadounidense por supuesto, pero también lo son el euro, el yen, la libra esterlina, el franco suizo y el renminbi chino, que es una moneda que hasta hace poco no era convertible en otras monedas con facilidad y no tenía mercado de futuros, pero ha ido avanzando en ese sentido y se va desarrollando cada vez más.

La mayoría de las criptomonedas son similares en su proceso de descubrimiento o derivadas de la primera que vio la luz y que es, de lejos, la más exitosa y capitalizada en el mercado, con más de la mitad de la capitalización bursátil mundial: el Bitcoin. Esta moneda ya va a cumplir 10 años: nació en 2008 y hoy representa una red que se extiende por más de 8000 servidores a lo largo del mundo.

¿Puede hackearse una criptomoneda? Muchas de las dudas a la hora de comprar o meterse en este tipo de novedosas inversiones surgen del lado de la seguridad, ya que ni siquiera el Bitcoin obtuvo el permiso para ser listado en la bolsa más grande del mundo, el NYSE (está en etapa de apelaciones, pero descontamos que no lo logrará tampoco en esta segunda etapa).

La respuesta a la pregunta anterior es sí; matemáticamente es posible, pero sería materialmente y económicamente imposible. Técnicamente, romper la valla de seguridad existente en una criptomoneda implica penetrar el entramado de agentes que se verifican mutuamente, llamados "miners", que son públicos y protegen activamente la red al mantener una alta tasa de procesamiento de algoritmos, con la finalidad de tener la oportunidad de recibir una pequeña cantidad de dinero. Es matemáticamente posible, pero el costo para lograrlo sería enorme: implicaría controlar la mitad más uno de los servidores, y eso es muy difícil dada la inmensa cantidad de nodos que se han ido agregando en los últimos años a través de los cuales se van minando las distintas criptomonedas, en especial las más establecidas.

Romper la seguridad del Bitcoin exigiría una capacidad superior a la de empresas tecnológicas del tamaño de Google. El hacker necesitaría una potencia computacional mayor que la del todo el entramado de red de todos los "miners" del sistema.

Coin Market Cap es la página de cabecera para analizar el mercado de las criptomonedas, un mercado parecido al de las acciones en la bolsa de valores: en la página de Internet www.coinmarketcap.com se puede monitorear el precio, la cantidad de criptomonedas emitidas y la consecuente capitalización bursátil, así como el volumen operado en las últimas 24 horas. También existen enlaces a la página oficial y a las casas de cambio que las aceptan.

La moneda más operada es el Bitcoin, por lejos, pero existen muchas otras alternativas mucho más volátiles en cuanto a variaciones de precios. A modo de ejemplo, el Ether es la moneda digital del momento soportada en la plataforma Ethereum, que multiplicó su precio por 38 en el primer semestre de 2017.

En un comienzo, todas las rivales quisieron emular al Bitcoin estructuradas a través de copias del código fuente de Bitcoin con algunos cambios, pero rápidamente sus estructuras se complejizaron, ofreciendo a los inversores usuarios cosas distintivas, como mayor privacidad, eficiencia o la posibilidad de hacer contratos inteligentes.

La difusión de las criptomonedas es tal que los bancos se han ido metiendo en el negocio. Un banco japonés desarrolló su propia moneda, y Goldman Sachs hizo lo mismo (luego de ofrecer diversos hedge funds propios a sus clientes para invertir en criptomonedas) llamada SETLcoin, a través de un sistema que está programado para recibir y transferir transacciones electrónicas con fondos monetarios, las cuales poseerán información de la dirección electrónica del nodo y una firma digital.

Como puede observarse, el momento de las criptomonedas trasciende más allá de la moda y forma parte de los mercados, aunque no estén directamente listadas en las bolsas como una moneda que actúa como una divisa tradicional.