El Banco Central Europeo (BCE) quiere evitar mandar señales prematuras sobre su política monetaria y mantiene la orientación sobre sus próximos movimientos.

Así se desprende de las actas de su última reunión de política monetaria, celebrada el 20 de julio y en la que no anunció nada nuevo en contra de lo que preveían los mercados, que esperaban un paso más en la reducción de los estímulos monetarios.