Dicha dinámica, por consiguiente, ha corroborado las incertidumbres que se habían presentado a lo largo de la semana de que la crisis manufacturera global terminaría permeando al resto de la economía.
Si bien de igual manera el Reino Unido recibió datos negativos en dicho ámbito, en este caso las notas no han resultado ser tan sorprendentes como en Estados Unidos, ya que, hasta hace poco, la principal potencia global había logrado sostenerse relativamente bien a los azotes de la ralentización global.