Los más distintos personajes de la vida política española; izquierdistas radicales y no tan radicales, conservadores más radicales y los que se proclaman centristas están de acuerdo. Personajes notables, que han logrado predominar en la vida política española equivocándose continuamente, se manifiestan junto a sablistas políticos, vividores y engañosos comunicadores, buscones de lo público y usureros de lo privado. Partidos independentistas y férrea mente centralistas, formaciones políticas que tienen España en la boca desde el desayuno a la cena coinciden, gritandocon la misma consigna, con quienes han hecho de la traición en el Congreso un arte; arte muy rentable para algunas Comunidades Autónomas pero carente de la grandiosidad que requieren las traiciones que pasan a la historia. Todos piden a Sánchez que impida unas nuevas elecciones.
Unos ensombrecidos por su fracaso electoral, los otros por un sectarismo extremo; los de allí por cálculo político, los de aquí por no perder una oportunidad que no se volverá a presentar, todos consideran imprescindible que tengamos un gobierno, cualquier gobierno. No pocos piensan y silencian: mejor un gobierno débil al que puedan sablear desde el primer día o al que consigan doblegar ideológicamente. En este patio de Monipodio desde luego se encuentran sorprendidos en su buena fe gentes honradas ideológicamente que creen en la bondad universal de la unidad de las izquierdas.