Por otro lado, la noticia de que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha revisado al alza sus proyecciones de crecimiento para el 2021 tanto para México como para la economía global también refuerza el ánimo de los inversores. La institución espera ahora que la actividad mundial aumente un 5,6% y que el producto interno bruto de México crezca un 4,5% este año. Hace tres meses, el escenario base era menos positivo y sólo contemplaba una expansión anual del 4,2% y 3,6% respectivamente.
Con unas perspectivas de recuperación más benignas y la fuerte escalada de los precios del petróleo (una exportación clave para México), hay razones para mostrar cierto grado de optimismo en la economía de México y, por ende, en el peso mexicano.