Históricamente, las burbujas financieras han explotado en momentos en que los involucrados no contaban con un plan de contingencia para atenuar los efectos de estas explosiones sobre sus intereses.

Los expertos han discutido en numerosas ocasiones sobre la posibilidad de detectar las señales que denotan la formación de estas burbujas.
Como inversor, debe tener en cuenta los elementos que damos a conocer a continuación con el propósito de establecer una estrategia que le permita blindar su capital de eventualidades, o mejor todavía, diseñar un plan de acción enfocado en obtener ganancias a partir de la coyuntura.

En su libro Boombustology: Spotting Financial Bubbles Before They Burst (Detectando burbujas financieras antes de que exploten), el inversor V**ram Mansharamani explica los elementos que convergen para dar lugar a una burbuja, y por ende, son las pistas a seguir por el inversor para identificarla a pesar del componente de incertidumbre que las empaña.

Mansharamani destaca aspectos de microeconomía, macroeconomía, política, psicología y biología.

Desde el punto de vista microeconómico, se da el acontecimiento de mayor alerta e interés para el mercado, como lo es la variación abrupta de los precios del bien objeto de la burbuja, es decir, las acciones, en el caso de la Bolsa. Cuando éstos avanzan a gran velocidad sin fundamentos que respalden la tendencia, quiere decir que algo está sucediendo.

Por otro lado, en el ámbito macroeconómico, se producen los hechos que más tarde provocarán la sobresaturación del contexto financiero, vale decir: el aumento de créditos de carácter especulativo, un alto nivel de inversión en el que los flujos de capital se asignen de manera errónea y una producción que supere la capacidad de la economía.

Todas estas características se evidenciaron en el caso de la burbuja inmobiliaria china, en la que la actividad del sector construcción superó considerablemente a la demanda por causa de un endeudamiento acelerado.

También, el exceso de confianza de las autoridades es determinante en el proceso de abarrotamiento del contexto financiero, siendo este el factor presente desde la perspectiva psicológica. Esto da lugar al comportamiento irracional “de rebaño” en el que los individuos advierten que algo fuera de lo normal está sucediendo pero confían en que en esa ocasión “todo será diferente” y descartan un desenlace negativo.

En ese sentido, tiene lugar el elemento político, a través del cual los gobiernos intervienen en la dinámica económica creando distorsiones que estimulen el ingreso de nuevos actores para sostener el mercado.

El paso posterior es el quiebre que corresponde al enfoque biológico en el que la burbuja termina por propagarse y permite alcanzar un pico en la plaza –como el rally de las bolsas de China en el primer semestre del año– y luego desemboca en el desplome del bien protagonista de la burbuja en cuestión, como la corrección de casi el 30% de los índices bursátiles del gigante asiático en los últimos dos meses.

Pero conociendo esta serie de elementos claves, los inversores pueden anticipar el estallido de las crisis en los mercados y establecer así una estrategia que les permita sacar provecho de éstas en el futuro inmediato, en tanto se diseña una maniobra de protección a largo plazo.